Ardo en deseos de probar tu sabor, de mirar tus ojos color de almendra, de notar la calidez de tu piel, ardo en deseos de que tus manos acaricien mi cuerpo y si para ello he de bajar al infierno, bajaré.
Confusión, amor, lujuria y pasión, sensaciones desordenadas... sabes muy bien de lo que hablo, sabemos muy bien a que juego jugamos.
Como la lluvia de primavera riega las primeras rosas, así has dejado mi corazón, empapado en este extraño sentimiento impidiéndome pensar en otra cosa que no sea en ti. Toda la calma que me transmites cuando llega la noche se transforma en tempestad cuando te vas y las lágrimas empapan mi almohada devolviendome a la realidad y me vuelvo a encontrar con mi soledad.
Tan solo cierro los ojos y deseo que pase otro día para que vuelvas a aparecer, me es imposible plasmar en palabras este extraño sentimiento, agradable sentimiento.
Se que algún día podré mirarte a los ojos y disfrutar de tu sonrisa, tu voz acariciará mis oídos con dulces palabras mientras miro a tus labios deseando probar su sabor. Pero como juego que es y consciente de la realidad seguiré esperándote cada noche y seguirás en mi mente por siempre.
Precioso, me ha encantado. Un abrazo.
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