Fui caminante por el sendero de la vida, recorrí lugares inhóspitos, lugares que las personas de bien no deberían ni imaginar, lugares que me hirieron en lo más profundo de mi alma.
Nunca dejé de caminar con la mirada fija en aquella luz, algunos dicen que se ve una luz al final del túnel lo, yo estaba convencido de que esa luz eras tu, que alguien, algún día me iba a acariciar mi alma.
Quizás no era el camino mi problema, tal vez era mi forma de caminar lo que me llevaba a los continuos tropiezos, a golpearme continuamente con las ramas del árbol de la vida.
Encontré mi luz, te encontré, eres esa luz de la que todo el mundo hablaba, mi luz, una luz de una vela que hay que mantener ya que un pequeño soplo puede apagarla, una llama en la que cualquier descuido puede provocar un incendio que lo destruya todo.
Mereció la pena el camino, a pesar de las heridas, al pesar del cansancio, mereció la pena cambiar la forma de caminar porque a ti te encontré al final del camino.
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