He recorrido más de media vida para poder conocerte, conocer a esa persona con la que quiero envejecer y ten por seguro que la vida, el destino o como se quiera hacer llamar no nos lo va a poner fácil.
Yo ya no concibo un futuro sin ti a mi lado, sin esos largos paseos hablando de cosas triviales, de esa rutina de todos los días y de esas pequeñas escapadas que tenemos pendientes para vivir juntos esos días especiales que tan felices nos hacen. Quiero más copas de vino, más “Manolitos” o bizcochos, más callos con patatas o la comida más sofisticada, todo está bien si es junto a ti.
Y entiendo que poner “callos con patatas” en lo que pretende ser algo romántico puede resultar algo chocante, pero esto no es ninguna poesía ni nada parecido, no soy un compositor de canciones ni un escritor que ha de hacerle sentir cosas a miles de mujeres, solo intento escribirte lo que siento, lo que siento por ti.
Dentro del amor cotidiano hay muchos momentos, la rutina, las costumbres, cuestiones externas hace que a veces discutamos y hablas de lo diferentes que somos, pero no lo somos tanto, en lo esencial somos muy parecidos, que más da que seamos diferente en lo superfluo.
Desde que nos separamos por la mañana ya estoy deseando volver a verte y para mi, cada momento que no estoy contigo es tiempo perdido, lo único que quiero es tenerte cerca, tan cerca como para estirar el brazo y poder tocarte.
Y me gustaría escribirte esa carta, esa poesía, esa canción que te hiciese la mujer más feliz del Mundo, la mujer más afortunada pero solo soy capaz de escribirte este cúmulo de ideas difusas que intentan plasmar que para mi tu eres la persona más importante, la mujer que amo por encima de todas las cosas, por quien vivo y por quien moriría, por quien me levanto cada mañana.
Si alguna vez me he equivocado, perdóname, si necesitas algo más de mi, pídelo, si algo te molesta, házmelo saber. Yo lo único que quiero es que seas feliz a mi lado y créeme que todo esto no son solo palabras.